jueves, 8 de marzo de 2012

Pili Pili


De lo que se trataba era de meter un gol y recibir un poco de calor de pecho ajeno, y ya que iba a ser así que menos que preparar una buena cena. El plato fuerte era bacalao, algo tan sabroso y jugoso como complicado a la hora de conseguir su máxima textura, es un plato en apariencia simple pero todos sabemos que requiere de una extraordinaria pericia para no descalabrar el plato y se quede seco. Hoy os enseñare una manera poco ortodoxa de hacer un bacalao al Pil Pil pero que garantiza una suavidad y textura extraordinaria.

El fin de semana fue agotador, en esta tierra se suele caminar bastante el primer fin de semana de marzo, y con bastante no me refiero a un par de horas, sino a dos jornadas de larguísimo recorrido, mas o menos 130.000 pasos en mi caso. Tras el considerable reposo del domingo recibí una grata llamada el lunes, estaba de paso una  amiga y se quedaría a cenar. Yo ponía la cena y el vino y ella se encargaba de los demás aderezos de la fiesta, y en eso entraba la escasez de ropa, alargadas caricias y una agradable conversación con pocas palabras. Como aun duraba el cansancio lo mejor era hacer algo sencillo que no me robase muchas energías para terminar con un buen remate en la noche. Luego hablare de Pili que se que no le importara, entre otras cosas es esplendida y siempre esta dispuesta a prestar su cuerpo.

Tenia calabaza, que da mucho juego tanto para pasteles como para cremas, o como guarnición asada, almendras crudas, bacalao desalado y congelado con bastantes pieles sueltas también desaladas y congeladas y aprovechando que Huesca esta en los Pirineos también me quedaba un poco de Pastel Ruso.

Para cenar;
Crema de calabaza y almendras
Bacalao al Pil Pil
Pastel Ruso
Para beber;
Murmuron 2011 y
Don Guido  Pedro Ximenez (también es golosa)

Lo primero fue trinchar puerro y cebolla y pochar hasta reblandecerlos bastante, en esta fase os aseguro de verdad que el tamaño no importa, el de los trozos digo, ya que después se va a triturar, añadir una pastilla de caldo es de sabios por que no es fácil tener a mano un buen caldo de carne y no estaba por la labor de hacer uno. Pelar la calabaza, trocearla y agregarla al pochado, dejar que se empape un poco en el aceite que menos que tenga una pequeña satisfacción antes de que termine cocida, añadir un puñado de almendras crudas, salpimentar, agregar agua hasta cubrirlo y dejar cocer media hora mas o menos. Triturar con la batidora hasta que quede una crema fina, aquí se le puede añadir nata, estará mucho mas suave y rica, pero allá cada uno con sus michelines, un chorrito de Amaretto, que potenciara el sabor de la almendra amarga, dejar hervir un poquito y rectificar la sal, el Amaretto aunque es ligeramente amargo también es dulce. Queda una crema suculenta, con un aroma sutil a almendras amargas, con un sabor delicado, profundo y largo, ósea para quedar bien.

El Pil Pil, a todos nos viene  a la cabeza, rato y rato bailando una sartén al son de una música agradable y con el penetrante aroma del tempranillo en una mano y con la otra acariciando la perola, en suaves vaivenes que nos recuerda mas otra actividad.
Pero hay truco para aprovechar ese tiempo acariciando otro cuerpo, otras curvas, otra melodía. Se pela una cabeza de ajos y se ponen a confitar, ósea en una sopera aceite y ajos a temperatura muy baja, para que suelten todo su aroma y el aceite quede perfumado, aquí también viene bien una guindillita, después de una o dos horas, dependiendo del tiempo (queda mejor de un día para otro) dejar que el aceite se enfríe y retirar los ajos. Ahora necesitaremos esas pieles que teníamos de antes también desaladas y descongeladas, que el proveedor de confianza nos guardara si le pedimos.
Nos hará falta la misma cantidad de pieles que de aceite perfumado con ajo, se introducen estas en la sopera con el aceite y se ponen a confitar, ósea a baja temperatura para que suelten toda su gelatina, después de un tiempo, otra hora mas o menos, se deja enfriar y lo pasamos por un colador sobre la sopera donde ya vallamos a presentar el bacalao, así separaremos las pieles del aceite. Si se ha hecho bien y no tiene por que hacerse mal, que es muy sencillo, el resultante será una salsa ya engordada, que se termina de montar con unas varillas según va cayendo, ya tendremos hecho nuestro Pil Pil, lo dejaremos en el fuego a temperatura baja, que se temple.

El bacalao os he dicho que lo haría de una forma poco ortodoxa, ponemos al fuego una sopera con agua, si con agua, suficiente para meter los trozos de bacalao que vayamos a hacer, se lleva a ebullición, cuando el agua este hirviendo metemos los trozos de bacalao con la piel hacia arriba, importante y retiramos del fuego. Dejamos que se vaya haciendo unos diez minutos, dependerá un poco del grosor de los tacos, lo sacamos, lo dejamos sobre un papel absorbente con la piel hacia arriba, que robe la humedad que haya cogido y se seque un poco, lo introducimos en nuestro Pil Pil ya con la piel hacia abajo y ya tenemos un plato, jugoso, sabroso y que se le sueltan perfectamente las lascas del pescado. Se le adorna con los ajos confitados y un poco de perejil picado y a triunfar.
La apuesta del vino es un poco arriesgada, un tinto con un pescado, rompe un poco con lo que hasta ahora decían los cánones de maridaje, la nueva tendencia en el mundo del vino es romper esas viejas costumbres. La primera norma es que cada uno debe beber lo que le guste con lo que le guste, yo creo que hay que hacer algún malabarismo mas para que no se perjudiquen mutuamente, pero tampoco llegar al esnobismo.


El Murmuron es uno de esos vinos de Rioja que a mi tanto me gustan y desconocidos para la inmensa mayoría. Es un vino joven de maceración carbónica. Un vino en estado puro, sin distracciones, honesto, encantador, con mucha personalidad, envolvente. Es delicado, intenso, fresco, goloso, de un color rojo picota con bordes violáceos, con fruta roja madura y recuerdos de regaliz, persistente.
El postre era sencillo y además conjuntaba con la crema de calabaza, mas almendra, abrir la caja y cortar trozos, con la rigidez necesaria, eso la da el frío, para que no se desmoronase pero la textura justa para que se deshaga en el paladar.

Estaba sentada sobre mis piernas frente a mi a horcajadas, desnuda, entre risas y miradas picaras metía los trozos de pastel delicadamente en mi boca con sus dedos, limpiaba la comisura de mis labios con su lengua, ocultando cualquier rastro que pudiese quedar. Posicionaba su cuerpo junto al mío para que mi polla recorriese su coño, despacio y recreando los vaivenes de la sopera del bacalao penetraba en ella engordando el deseo. Mientras el Pedro ximenez desbordaba su boca por mi mano y se escurría por su cuello, por sus tetas, por sus pezones y mi lengua lo lamia y su lengua limpiaba mi lengua, y seguía escurriendo hacia abajo, y se apartaba y golosa, chupaba, engullía mi polla endulzada de sus jugos, del vino y volvía a subir y encajarse de nuevo, condimentado mi placer, aderezando mi alma.

Tardare en olvidar, esa mezcla de sabores penetrantes y persistentes, se pasó el tiempo sin hablar de ella, lo dejare para la próxima ocasión.

martes, 14 de febrero de 2012

Que cordero !!! Asado



Ya se que estas cosas saben mejor en verano, que un refresquito pues eso para refrescar. Pero os aseguro que en mi casa hace calor aunque se pueda ver nieve por la ventana, así que no hay escusa. El Campari de por si ósea desde siempre ha sido amargo, es un sabor raro, casi diría que se asemeja a una sumisa, con un característico sabor al principio muy marcado, amargo, difícil de asimilar, a la vez que es penetrante y aterciopelado en la boca. Tiene una segunda fase de adaptación, te corteja la complejidad de sus sabores, te invita a descubrir sus misterios, su fragancia, su franqueza y sobre todo su firmeza y aguante en boca. La tercera fase es cuando ya lo has Dominado y te regala esa quietud, ese disfrute permanente, que te ensalza, que te provoca de una forma comedida, frenando las ansias por acabarlo pronto, esa placidez teñida de placer. Pero hay que complicarlo y lo ideal es acompañarlo de tónica, mas amargura, no importa cual siempre y cuando esta tenga abundantes burbujas, no olvidemos que hablamos de un refresquito, unas cortezas de naranja, que lo termine de perfumar, sin aportarle acidez y abundante hielo. Y para ponerlo en su sitio un golpe de vodka, la Roberto Cavalli con todo su glamour, su botella estilizada, que adorna mucho, se acabo, pero la Grey Goose que bebo ahora me gusta mas, que recuerde quien manda y a quien debe agradar. Simple, un aperitivo para disfrutar en trago largo y sorprender.

Receta
En vaso grande con abundante hielo, una corteza de naranja, Campari al gusto, hasta la mitad del segundo hielo, pudiera ser, tónica la que quepa y el golpe de Vodka.


Pero yo venia a hablar del cordero asado, una plato que en apariencia puede ser complicado pero que a la definitiva es muy simple, yo diría que solo hace falta calor, buena materia prima, tiempo y un poco de amor, si es del que te dan, bien, pero mejor aun del que robas. Para la receta necesitaremos cordero, mejor cabrito, la cantidad depende del aperitivo y si hay algún otro plato mas y del hambre de cada uno claro. Unos 350 gramos por persona va bien, un horno seguimos con lo mismo, de leña ideal, pero el de casa sirve también. Una bandeja, una cabeza de ajos entera, unas ramas de romero, excusa para salir al monte, sal y agua, el agua aparte en otro recipiente para que aporte humedad, un buen aceite de oliva se podría usar pero si la carne es buena no es necesario. Encendemos el horno a 120 grados, dejamos que se atempere mientras salamos el cabrito, lo colocamos en la bandeja con la piel hacia abajo, despreocupadamente acercamos también los ajos y las ramas de romero para que vayan soltando su aroma, y metemos debajo de la bandeja el recipiente con el agua. Tardara en hacerse unas cuatro horas, quizás un poco más. A mitad del tiempo se le da la vuelta ósea con la piel hacia arriba y aumentamos hasta 150 grados. Cuando estemos preparados para comer, se sube la temperatura al máximo, el gratinador y se acerca mas a la fuente de calor, en unos minutos la piel dorara y tendremos una exquisita carne asada de dentro hacia afuera, jugosa, sabrosa y delicadamente tierna, con la piel crujiente. No olvidéis que se puede desglasar lo que queda en la bandeja, acercándola al fuego vertiendo agua sobre ella y dejando que se convierta en un excelente jugo. Vendrá bien si sobra y al día siguiente recalentamos la carne, o si a alguno le gusta mojar pan. Que no se nos olvide comprar un buen pan que es lo que menos vale. El vino, un buen tinto, en esta ocasión un Toro Liberalia cabeza de Cuba. Goloso, carnoso, armonico, rojo picota con borde violaceo, sabor a frutos negros maduros, persistente, toque mineral y madera, regusto tostado, potente y equilibrado.


Y para terminar unas fresas claro ;))) Que dan mucho juego a la hora de comerlas. Feliz día

viernes, 30 de septiembre de 2011

Como cocinar para 30 y no morir en el intento 2

Se que voy atrasado con el blog, tengo muchas cosas nuevas que contar y eso no me gusta, pero he comenzado otros proyectos que de momento me absorben mucho tiempo, no se si será algo pasajero o cuajara y tendré que repartirme o evaporarme del todo, aun no tengo el don de la ubicuidad aunque lo intento.


Como cocinar para 30 y no morir en el intento





Lo más sencillo es llamar a un catering, que con celeridad y maestría te saca de cualquier apuro, o si el bolsillo no lo permite siempre nos quedara telepizza o cualquier otra empresa del gremio. También se pueden asar chuletillas de cordero al sarmiento muy socorrido en esta zona, advierto, el que asa no come, pero eso estaba previsto para otro día. A mi me gusta molestarme, soy de los que piensa que las cosas sin cierto esfuerzo no merecen la pena. La bodega esta en obras y me tuve que apañar con los fuegos de casa, como estaba programada tiempo atrás fue fácil ir haciendo cosas y congelando.

De primero hice una crema fría de calabaza (tuve que ir a cazarla primero) y naranja, con unos toques de cebollino y menta, que como iba a ser fría le va bien el congelado. Ingredientes calabaza por supuesto, naranja, cebolla, pastilla de caldo concentrado (se que los puristas dirán mejor un caldo, pero esto lo disimula muy bien, y agiliza el trabajo) nata, y mas caldo por si hay que aligerar (sirve el que viene hecho en caja)Se pocha la cebolla, da igual si los trozos son grande por que hay que triturar, se le añade la pastilla de caldo, para que aporte en el refrito, se parte la calabaza y se rehoga con la cebolla (se puede añadir un poco de patata dará suavidad y textura, pero aporta almidón), se salpimienta y se deja que sude. Se le añade agua y la dejamos cocer a fuego suave cuando ya casi esta hecha, no antes por que sino puede amargar en exceso se le añade la naranja bien lavada y entera osea con piel y se tritura todo. Lo ideal es pasarlo luego por un chino, para quede muy suave. Se deja enfriar, se le añade nata y caldo al gusto para buscar la textura deseada, se corrige si es necesario el punto de sal y pimienta y se mete a enfriar. Se pica el cebollino y la menta y se pone un poquito al servirlo, también se puede poner un chorrito de nata para que haga una nube de otro color (si se va a congelar esto se hace cuando se descongele).

Carrilleras de ternera con salvia y Merlot. Ingredientes, carrileras de ternera ( yo me hice con 9 kilos del carnicero de confianza que después de quitadas las telas y nervios, se quedarían en poco mas de 7 kilos, pero éramos muchos), sal, cebolla, ajo, harina, zanahoria, puerro, salvia que le aporta un toque alcanforado y por supuesto Merlot (siempre cocino con vino bueno, nunca guisaría nada con un vino que no me pueda beber) que haya suficiente para las carrilleras y como es un guiso largo también para ir bebiendo. Se salpimienta la carne (si se va a congelar es mejor guisarlas enteras y una vez descongeladas filetearlas y rematar la salsa) se pasa por harina y se fríe a fuego fuerte (mejor hacerlo en veces) en la sopera donde se guisaran para sellarla. Se trocea la verdura, se pocha en la sopera que hemos frito la carne, el agarrado que ha dejado la carne anteriormente se integrara en ese pochado aportando esencia, se le añade la salvia, y aquí tenemos ya una explosión de aromas, iba a decir un orgasmo pero eso ya fue antes. Cuando la pinche troceaba la cebolla con poca ropa y se le saltaba las lagrimas, no se puede uno negar a esa imagen tan tierna, esos ojos vidriados, sus manos que no pueden evitar restregarlos y aumentar la desazón, intentas consolarla pero en vez de limpiar los ojos con un trapo limpio, la mano se pierde, te restriegas contra ella, abres la venta y sacas medio cuerpo suyo fuera que se airee la vista y en esa postura sugerente te deshaces en lujuria arremetiendo sin pausa. Tras el sofoco por la premura del momento, trago de vino, regresamos dentro de la perola la carne y se le añade el vino, mantenemos un ratito a fuego fuerte que se evapore el alcohol mejor retirarse para no inhalar ese exceso, que no aporta sabor y emborracha. Añadir caldo o agua y dejar cocer a fuego suave (se puede usar la olla pero habrá que tener entonces cuidado con el liquido que hace falta muchísimo menos, nos ahorraremos dos horas, y perderemos ese tiempo de degustar vino y juguetear con la pinche) Una vez hecha la carne se saca, la salsa se tritura, mejor con un chino el color queda mas bonito, pero sin problema se puede hacer con la batidora y se deja reducir a la mitad que quede una salsa espesa, se filetean las carrilleras y se incorporan en el ultimo hervor, truco si le añadimos unas nueces de mantequilla todo brillara mucho mas y un chorrito de vino blanco, brandy, sagardo o cualquier bebida de este tipo aportara acidez quitando pesadez al plato, justo antes de servir.

Postre melón con menta, Nos hará falta melón (en mi caso mucho) claro, hojas de menta, azúcar y licor 43
El postre es sencillo, aunque un poco laboriosos. Partimos el melón por la mitad a la larga, con un saca bolas, se sacan bolas del melón, se van echando a un recipiente, la cáscara de melón que nos ha quedado se dejara igualada y limpia, con los restos se puede hacer un batido añadiéndole un poquito de ron y hielo, reconstituyente para el desgaste anterior. Las cáscaras las meteremos en el congelador, será el recipiente en el que sirvamos el postre. A las bolas de melón se le añade azúcar al gusto, eso se hace mas que nada para equilibrar los sabores cuando hay mas de una pieza, se le añade un chorrito de licor 43, cuidado porque perfuma mucho, se pica la menta muy finita y se le añade se mezcla todo bien, se deja que macere todo en la nevera unas horas y se sirven las bolas dentro de las cáscaras heladas. Esto mejor no congelarlo. De adorno unas ramas de menta por encima, el verde queda bonito con el fondo amarillento.

sábado, 17 de septiembre de 2011

De como dar de comer a 30 y no morir en el intento. 1




Este verano y contra todo pronostico he recibido gente en casa, eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. En este País nos vanagloriamos de ser buenos anfitriones lo que acarrea una serie de actos muy satisfactorios. Lo bueno de recibir amigos, amigos comunes con otros amigos, es que te conviertes en el centro de un eje que gira y se agranda como las sillas voladoras de un tiovivo en marcha. Lo malo es que el tiempo libre queda hipotecado. Entre las cosas buenas a parte de disfrutar de la compañía y amistad, que eso va implícito con la visita y no debería decirse, esta la oportunidad de hacer cosas nuevas, comidas de mas envergadura, catas de diferentes vinos, bebidas espirituosas y un sin fin de degustaciones que he tenido la oportunidad de disfrutar. En ese aspecto el verano ha dado mucho de si y espero que todo se normalice y comience, utilizando un símil de temporada, que estamos en vendimia, a desgranar aquí ese racimo de olores y sabores que han quedado prendidos en mi. La primera visita de unos amigos de México empezó mediado julio y duro hasta el fin de semana del 7 de agosto que in extremis los tuve que llevar a Madrid a coger su vuelo. Y con su llegada comenzó esa frenética y disfrutada tarea que concluye hoy con la partida de otros amigos que vuelven a Asturias y León.

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jueves, 23 de junio de 2011

Y en víspera de San Juan caracoles comerás.


Entre las diferentes tradiciones que atesoramos y guardamos en esta tierra tan plural, hay una que marca como un pistoletazo de salida, la explosión de bullicio y colorido de unas fiestas que son esencialmente populares. El solsticio de verano, que hábilmente fue trasladado a esta noche especialmente mágica, es celebrada con ritos y prácticas en torno al fuego, al agua, a la vegetación y al amor. Y por supuesto los Akelarres. Se quema lo viejo, lo que nos lastra, se deja agua al sereno, al amparo de la noche, para lavarnos por la mañana, se pasea por los bosques con la luz de las estrellas, absorbiendo la energía de la naturaleza y se baña en los ríos antes del alba.
Y la que mas me interesa hoy, la de comer caracoles, las formas de hacerlos son infinitas y no seré yo quien diga cual es la mejor. A mi como mas me gustan son fritos, aceite de oliva, bien de ajos, un par de guindillas, caracoles y sal. No hay más misterio, Sabor puro y concentrado sin despistes. En una sartén al fuego con un buen aceite y las guindillas, el picante al gusto, mejor mucho por si es verdad eso de que es afrodisíaco, echaremos los caracoles en vivo, los iremos salteando, se hace con fuego vivo, así que la receta es rápida, después de unos minutos, los ajos y la sal, otros pocos minutos y ya están.
Se rumorea, se dice por aquí que cuando hay merienda de caracoles borrachera segura, y puedo dar fe de ello, no quiere decir que todos se emborrachen pero si alguno o varios. El caracol tiene mucho que chupar y poco que comer.

Otra receta mas contundente y que aliviara el estomago, adecuándolo para la sangría que beberemos; son al horno con tomate. Necesitaremos tocineta, chorizo, jamón, ajos, caracoles, guindillas, aceite, sal, azúcar y por supuesto tomate, mejor natural, me refiero de bote pero sin freír y bastante tiempo y si a alguien le gustan las hierbas, no le va mal el perejil, el orégano, el romero, la albahaca o la que se prefiera.
En una bandeja que depuse podamos meter al horno, echaremos el aceite, la tocineta, el jamón, el chorizo, todo partido en cuadraditos pequeños, los ajos picaditos, la guindilla, le daremos unas vueltas en el fuego para que empiecen a soltar todos los jugos que necesitaremos como fondo, añadiremos los caracoles en crudo y el tomate. La cocción en el horno será larga por lo que es aconsejable echar un poquito de azúcar para evitar la acidez del tomate. La temperatura del horno no será muy alta para poder coger a traición al caracol y salga de la concha pensando que esta de vacaciones en Benidorm. Hay que ir removiéndolos durante la cocción para que todos se vayan impregnando de la salsa, el tomate perderá humedad y la salsa se ira concentrando. Después de las dos horas más o menos, todo tendrá un aspecto espectacular, pero aun necesitara un poquito más, para que la salsa quede en su punto. Es el momento de la broma, separa la salsa del caracol, esta la untas con el pan y el caracol lo tiras. Una broma fácil y ligera que se suele hacer, pero vamos que el caracol también esta buenísimo y sin el pan engorda menos. Cada cual elige, yo por si acaso de los dos.
Para acompañarlo lo mejor el vino, blanco, rosado, tinto, la cerveza, cualquier cosa le va bien, incluso el Champagne, entonces les llamaríamos escargoles en vez de caracoles que queda mas fino. Pero como es veranito, hace calor y el ambiente es distendido creo que lo que mejor le va es la sangría.

Para la sangría, hay tantas como manos se ponen a hacerlas, pero esta que hago yo, está muy rica; y sí, no me quedan abuelas. Necesitaremos vino lo principal, mejor joven por que ya llevamos la delantera con su sabor afrutado. Limonada, limones, bote de melocotón en almíbar, azúcar, un chorrito de 43 otro de whisky o cualquier bebida seca con poco aroma y abundante hielo. Se recomienda que todos los ingredientes estén fríos.
Cantidades, una botella de vino, son de 3/4 un par de latas de Fanta o KAS de limón (pueden ser tres o añadir un poco de gaseosa si la queremos mas ligera), 3 limones, el azúcar, habrá que jugar con ella dependiendo del tipo de almíbar del melocotón, un copita de 43 no mucho por que es muy aromático, del otro licor otra copita larga, se puede ser mas generoso, dependerá de lo contentos que queramos ponernos, azúcar unos 150 gramos.
Mezclamos el vino, con el melocotón y su caldo, los licores, el azúcar, los limones los pelaremos (con cuidado para que la piel no tengan mucho blanco) añadiendo las peladuras dentro, y estrujando y sacando después su jugo, que ira también dentro, daremos vueltas hasta que el azúcar se disuelva. Echaremos los hielos y los refrescos de limón. La cantidad de azúcar se puede variar dependiendo de si nos gusta mas o menos dulce, un truco, si se hace dulce por que a la mayoría le gusta y a nosotros no tanto, en nuestro vaso de la sangría añadir un poco de vino. Y cuidado por que fresquita entra genial, si estas sentado, te darás cuenta al levantarte lo rica que estaba. Que disfrutéis de esta noche mágica, en compañía de amigos y de algo mas intimo para terminarla, a mi se me ocurren muchas cosas para hacer; ramas finas y el bosque, un río sin ropa, calor en la hoguera... Que aunque un día no se duerma no pasa nada.

miércoles, 22 de junio de 2011

¡¡¡ Caracoles !!!



Todavía pero con menos paciencia,
me siento a contemplar la carrera;
que los caracoles siempre pierden contra el tiempo,
pero el tiempo no gana, solo pasa.
Gunter Grass

Yo no me quedé contemplando su cansino caminar, me dispuse a ir de cacería, aprovechando las tormentas de estos días con su lluvia, su calma posterior y agradable temperatura. Invitaba a un paseo pausado, y aunque son animales a los que la velocidad no les sobra, tienen una innata habilidad para el camuflaje. Se entremezclan con la maleza, se cobijan bajo los bardales, trepan ágiles por los lomos de los chopos. Pero es ese momento con la calma y tras la lluvia en la que ellos pierden toda la compostura, empujados por el ansia del frescor de la hierba olvidan precauciones y se dejan ver en serpenteantes riadas lentas. O copulando sin frenético vaivén, es curiosa esa forma de aparearse, ensartándose una saeta espiral ambos e inseminándose al unísono, en un largo abrazo que dura interminables horas de (4 a 7) para terminar cavando un agujero y depositar allí los huevos. Es fácil si el vecino no se adelanta recoger un buen puñado para degustarlos en días venideros tras su correspondiente purga o limpia interior. Los míos ya están en el bote, mejor dicho en el saco de malla, dispuestos a ser usados por San Juan.

Y tras ese imponente desgaste de energía, he de decir a mi favor que de los que vi y se pusieron a mi alcance no se escapo ninguno, y de sudor continuado, hay que reponer líquidos. Con el veranito apetecen los refresquitos, y hoy le toca el turno al Kalimotxo, una bebida bastante vulgar, que bien preparada cambia totalmente su concepto. Refresca, sabe rico y apetece degustarlo. Para algunos es un ultraje utilizar un buen vino para combinarlo con cualquier bebida carbonatada. Yo soy de la opinión que una mezcla con buen vino, siempre será mejor que una mezcla con mal vino. Incluso la gaseosa adquiere otra dimisión cuando se aparea con uno de los primeros.
El kalimotxo de por si es una mezcla simple y socorrida, un vaso, hielos, coca cola y vino y aquí termina todo su misterio. Pero como no nos conformamos con lo normal, lo complicaremos, no mucho y lo mejoraremos.

Un vaso de cristal fino, de los de sidra, a poder ser frío o enfriado, abundante hielo, unos golpes de sirope de grosella o cualquier fruta roja, este es el mejorante, unas cortezas de limón para otorgarle un punto de frescura, el vino si es joven mejor, llevara la ventaja del afrutado y coca cola. Las cantidades yo me aventuro con un fifty fifty con los protagonistas de la mezcla, aunque podía ser algo más de coca cola que de vino. Puede ser un peligro probarlo, por que suele ser adaptivo, espero que os guste algo menos que a mí.

jueves, 9 de junio de 2011

...entre los arboles, humedos, escondidos....


Y como nadie vino, al final tuve que ir solo. Vestimenta, botas Salomon con gore tex, pantalones Trango repelentes al agua, camiseta quechua, y forro polar impermeable también de Trango. El día esta fresco y amenazaba lluvia y yo iba a lo que iba. Como complemento cesta de mimbre, navaja afilada, y el bordón de boj de la Sierra de Urbasa. Objetivo, adentrarme en el bosque, primero entre los robles, y buscar Boletus Edulis, me tuve que conformar con los pinicolas un poco menos sabroso pero excelentes de todas formas. La mañana salio gris, los altos árboles envolvían una humedad, que se aspiraba con deleite. El verdor recién pintado por la lluvia animaba a caminar cuesta arriba, el humus del suelo se deshacía en cada paso, resbalaba. No se veían indicios aunque sabia que había movida, seguí subiendo hacia la ladera mas despejada, la espesura daba paso a una liviana y cómoda pradera ya entre pinos. El aroma balsámico me entretenía, las grandes aves planeaban silenciosas, expectantes. Y allí, sí, encontré lo que buscaba, distraídos entre el manto de agujas marrones, lo levantaban levemente, escondidos. Me había apetecido un revuelto de hongos y ya tenia suficientes, y como del bosque solo hay que tomar lo necesario para la ocasión. Baje silbando, dejando que mí alrededor viajase conmigo, disfrutando de esa húmeda frescura, con matices profundos de tierra mojada.
Una vez limpios, y contemplada largamente su belleza, sus formas sinuosas, provocadoras, puse la sartén en el fuego mientras troceaba finamente media cebolla fresca, diría en brunoise, pero no se si se me va a entender, mejor en cuadraditos pequeños. Con el fuego fuerte y con la intención de que la cebolla se asuste, tueste y requeme un poco. Mientras, fileteaba los hongos para ser añadidos a la sartén en el momento que la cebolla empezaba a ponerse marrón oscura tirando a negra. Hay que salpimentar al gusto, saltear con juego de muñeca y bajar el fuego, para que se terminen de hacer. De los huevos lo que nos interesa son las yemas, que se cuajaran directamente con el calor de los hongos. Pero como estamos en crisis y no se puede tirara nada aprovecharemos todo. De los tres huevos que nos van a hacer falta para esta cantidad, dos claras y un huevo entero los batiremos salpimentado y añadiendo una pizca de nuez moscada por los aromas sugerentes, cuajándolos a la antigua usanza. En una sopera poner agua y llevarla a ebullición, dentro otra sopera, con una nuez de mantequilla, cuando este derretida incorporar la mezcla, salpimentar, e ir volteándolo con una cuchara para que cuaje de una forma cremosa, no cuesta mucho. En el centro del plato el revuelto que acabamos de hacer, a su alrededor los hongos y sobre ellos las yemas, que romperemos para que ligue el conjunto.
Para degustarlo un buen pan y vino. Hoy me he decidido por un Merlot, potente, ensamblado, frutal, pimienta negra, cereza, zarzamora y un ligero toque mentolado, equilibrado y con buena estructura. Que lo disfrutéis.