jueves, 19 de mayo de 2011

El Gin Tonic perfecto....




El Gin Tonic perfecto no existe, por dos motivos fundamentalmente. El primero a cada uno le gusta el suyo y el segundo y principal, que se acaba. Yo haré uno que esta muy rico. Tenia intención de haber probado una variante, pero la pínche de cocina que se ofreció, lleva días desaparecida y no se si volverá, nos quedamos con el tradicional.
Se aceptan candidatas.

Imprescindible un vaso ancho, grande y fino, o una copa de las mismas características según gustos, que quepa todo con abundante hielo.

Los hielos macizos a ser posible secos, ósea sacados del congelador, y en abundancia para evitar que se ague. Primero hay que enfriar el vaso, moviendo los hielos dentro, retirar el agua que hayan podido soltar.

La ginebra; últimamente he probado unas cuantas buscando un ensamblaje digno de mi, de las probadas, la G´Vine, la Citadelle y la Martin Millers, son las que mas me han gustado y en especial la Martin Millers, diferente, perfecta, guardada en el congelador por supuesto.

La tónica, corren tiempos de cambios y de tontería, ahora esta de moda la Fever Tree con poco gas y algo insípida, la Fentimans la ultima en llegar y la mas cítrica, la Q Tonic la que menos calorías tiene y la de toda la vida la Schweppes para mi la mejor opción la mas fresca de todas y se trata de eso de tener un refresquito.

El limón, lo mejor es tener dos Twist, ósea un par de tiras de corteza con la menor parte posible de blanco. Si eres hábil con dos pinzas se retuercen sobre el vaso para que el aceite caiga dentro, sobrara para perfumarlo y aromatizarlo, si no eres hábil con los dedos. Últimamente se esta poniendo como moda el pepino yo soy clásico.

Jarabe de arce, un chorrito que se dejara caer cuando ya la copa este terminada, descenderá despacio dejando un reguero disperso, terminando de aromatizar y ensamblar todo el contenido. La variante era sustituir este chorito por un poco de esencia de sumisa, un poco de celo de perra. Eso será para el verano y ya comentare que tal el cambio.

La mecánica es sencilla, verter los hielos en el recipiente, moverlos animadamente con una cucharilla en círculos hasta que se enfríe el cristal, lo ideal seria cambiar los hielos, pero nos conformaremos con retirar el agua si ha quedado. Exprimir un Twist de limón sobre el hielo, verter la ginebra 1 parte por cuatro de tónica más o menos, con cuidado servir la tónica para que pierda el mínimo gas posible, exprimir el otro Twist y terminar con el jarabe de arce.

El primer trago es generoso, sorprende en matices, el segundo se abre la ginebra y vuelve a sorprender y el tercero hay que preparar el segundo Gin Tonic por que se ha acabado. Que lo disfrutéis ahora que empieza el calorcito.

domingo, 8 de mayo de 2011

Guisantes con Jamón



Pensareis que es una receta demasiado simple, y en verdad que lo es, pero aquí estoy yo para complicarla. Estos días se me ha ofrecido una pínche de cocina, y la he aceptado. Le gusta recostarse en la pila y fregar los cacharros y platos que ensucio entre otras cosas, por que también le gusta probar lo que hago. Como iba a pasar un tiempo a mi lado, que menos que comprarle un mínimo uniforme que no desentone con el ambiente. Un delantal negro, con ribetes de blonda blancos, pensé que seria suficiente y no me equivoque, las tetas quedan accesibles por los costados, la espalda y el culo al descubierto separados por una delicada lazada ofreciéndome una vista relajante, y como casi siempre esta de espaldas, atenta, en el fregadero creo que con el delantal es suficiente.
Vamos a por la receta que me despisto, claro mirando ese culo, quien no. Necesitamos guisantes, y empiezo a complicarlo, los mejores los de lagrima, ya se que son difícil de conseguir, aquí no, la ventaja de vivir en una país de jauja, pero podéis utilizar los que queráis. Un poco de maicena, para espesar el fume que también tendremos, en su defecto sirve el que viene en brik, ajos, cebolleta fresca, pimienta negra recién molida, virutas de jamón si es del bueno mejor, y jengibre fresco para lo que se nos pueda ocurrir.
Se pone a pochar la cebolla a fuego suave que se ablande junto con el ajo, limpiamos el jengibre, su aroma invadirá la estancia y pensaremos en otra cosa, pero a lo que estamos, se tritura haciendo una pasta, y se le añade a lo que tenemos en el fuego esperaremos un tiempo a que todo se vaya conjuntando.
Miraba hacia el fregadero, y a mis manos, envueltas en los guantes de látex, sin querer o queriendo mi mano derecha empezó a subir por sus muslos, despacio conquistando cada centímetro de su piel, hasta llegar arriba, donde termina en muslo y todo se hace uno y salte al otro muslo y empecé a descender de la misma manera. Me gusto esa sensación, ese tacto irreal del látex y la piel, y volví a subir, mas despacio, apoderándome ya de todo, me encontré con el coño, y pase mis dedos por el, sentí el rumor, las ganas, la humedad, me gustó. La pínche estaba en silencio fuertemente asida al estropajo, intentado contenerse. Jugué y metí un dedo, me gusto su reacción, mas humedad, seguía inclinada, me gusta esa posición, separe mas sus piernas y entró el segundo sin problema. Jugué mas, la lleve al limite, mis dedos entraban en sus agujeros, en el coño, en el culo que se abría mas y mas, reclamando algo mas grueso, sus manos estrujaban con fuerza lo que tenían asidas, aguantaba esperando que le permitiese correrse y llego el aroma a quemado.
Primer intento a la basura, a comenzar de nuevo.
Con un poco mas de cuidado, el fuego mas bajo, y haciendo lo mismo, los aromas empiezan a fundirse, el dulzor de la cebolla, el punto del ajo, el oloroso jengibre, la maicena, el golpe de pimienta, el fumé, un caldo meloso, ligeramente espeso y claro, lo dejamos un tiempo que se mezclen los sabores y la harina cueza y pierda el sabor de nueva. Y vuelvo a mirar el culo, y el tarro con las sobras el jengibre, y no lo puedo evitar. Me acerco a ella, sigue en el mismo sitio, en la misma posición no tiene nada que hacer pero me gusta verla así, esperando que ensucie algo para ella limpiarlo. Me coloco tras ella, beso su nuca, aspiro el olor penetrante de su pelo, mis manos se deslizan por delante, recorren la piel bajo la tela, pellizco los pezones, crecen respondiendo a mi saludo, se hecha hacia atrás, contra mi pecho, los suelto la obligo a inclinarse, en la posición que tiene que estar. Su culo se restriega contra mi polla, Mis manos bajan, con una mano separo la pierna izquierda, la otra la poso por completo en el coño, y lo froto con fuerza. Se escurre, noto su respiración agitada, sus manos buscan donde asirse, los brazos, se clavan en el borde del fregadero, aumento el ritmo, le gusta, se concentra para no correrse. Mi polla crece, el culo esta a mano, unto los dedos en la pasta de jengibre, los poso en el clítoris, lo masajeo, bajo por la raja, pica, le pica, se mueve inquieta, la penetro con ellos, hasta el fondo, despacio, el jengibre necesita su tiempo de acción, mi inclino con ella, me siente, siente mi polla. Su culo se abre y se cierra, se abre, su cuerpo se cimbrea, mi mano la dirige, la mantiene anclada a mí. Sus manos se mantienen en el aire sujetando nada. Me bajo el pantalón, despacio voy buscando la entrada de su culo, ha pasado el tiempo necesario, esta desbocada, acerco la punta, entra, quiere metérsela entera, la freno. Espera tu momento, aumento la velocidad en la mano, me retiro, ella aprovecha cualquier movimiento para empalarse entera, vuelvo a entrar despacio, sintiendo como mi glande hace ceder su esfínter, pasa, la siento envolviéndome, calido, sedoso. Muevo la mano para que ella se contonee, esa es la caricia que quiero para mi polla hoy, nada de mete saca, sus espasmos, su torsión. No aguanta mas, se que no puede, le doy permiso, se corre una vez, dos, llega a una tercera antes de que yo me corra. Termina exhausta, se arrodilla, lame mi polla, la lame, la limpia, como debe ser, le permito que se frote, y se frota ante mis ojos.
Solo queda incorporar los guisantes, mantenerlos unos minutos en ese caldo caliente, servir en el plato y adornarlos con las virutas de jamón. Ya veis no es nada complicada la receta.

martes, 3 de mayo de 2011

La primavera




La primavera es algo inherente a cualquier lugar, eso no es nada nuevo. Llega con una explosión casi pornográfica de colores, aromas y sabores. Los frutales se desparraman en un colorido intenso, los árboles se desperezan creando hojas en blanco para ser escritas con caducidad manifiesta, las acacias esparcen su seminal perfume que se mezcla con otros recreando miel. Todo parece despertar, todo brilla con olor a nuevo, la hierba salpimentada de flores se mece al viento dominante, las mañanas regalan rocío. En este lugar a parte de todo eso, llegan las verduras, por cualquier rincón se exaltan, se veneran, se tratan con mimo. Con maestría inigualable, aderezadas, los fogones se rinden a su paso creando combinaciones apetitosas. El verde se posiciona, se deja hacer, con delicada firmeza ofrece su inigualable sabor. Juegan en solitario, se aparean, se solapan en orgías de sabores, en menestras, panaches. Y a su vez los vinos que durante el invierno han reposado, encuentran el punto óptimo para ser degustado. Es tiempo de sabores jóvenes, honestos, golosos, frutales, y el rosado se magnifica con deleite para unos pocos, de lo que hubiese sido un gran vino para todos.